Cada año se hace más popular la
celebración de la fiesta de Halloween (contracción de All Hallows'
Evening, 'Noche de Todos los Santos'), también conocido como Noche de
Brujas o Noche de Difuntos, es una fiesta de
origen celta que
se celebra principalmente en los Estados
Unidos, Canadá, Irlanda, el Reino Unido y
en países no anglosajones como México y Colombia en
la noche del 31 de octubre.
Tiene origen en la
festividad celta del Samhain que
significa fin del verano y era una fiesta pagana que celebraba el final de la
temporada de cosechas y estaba considerada como el “Año Nuevo Celta”, que
comenzaba con la estación oscura por esa época las hojas de los árboles caían,
oscurecía más temprano y las temperaturas bajaban e interpretaban estos
fenómenos estacionales como un decaimiento de su dios sol, el cual pensaban
estaba perdiendo fuerza porque Samhain lo estaba subyugando. Los antiguos
celtas creían que la frontera que separa este mundo del Otro Mundo se
estrechaba con el Samhain, permitiendo a los espíritus de todos los que habían
muerto el año anterior y habían estado confinados a habitar en cuerpos de
animales durante todo un año como castigo por sus malas obras pasar de un lado
a otro con facilidad. Para cuidarse de los seres que pudieran cruzar la línea
esa noche, utilizaban trajes y mascaras para adoptar la apariencia de un espíritu
maligno y así evitar ser dañados y dejaban dulces o comida a la puerta de sus
casas, en la superstición de que los difuntos, a quienes las leyendas les
atribuían la autoría de las más crueles atrocidades, se irían contentos y les
dejarían en paz.
A mediados del siglo XVIII, los
emigrantes irlandeses empiezan a llegar a América. Con ellos llegan su cultura,
su folclore, sus tradiciones, su Halloween. En un primer momento Halloween
sufre una fuerte represión por parte de las autoridades de Nueva Inglaterra, de
arraigada tradición luterana. Pero a finales del siglo XIX, los Estados Unidos
reciben una nueva oleada de inmigrantes de origen céltico. La fiesta de
Halloween, en América, se mezcla con otras creencias indias y en la secuela
colonial, el Halloween incluye entre sus tradiciones el contar historias de
fantasmas (telling of ghost stories) y la realización de travesuras
(mischief-making), bromas (fortunes) o los bailes tradicionales. La gente
comienza a confeccionar disfraces (disguises) o trajes para Halloween
(Halloween costumes), convirtiéndose en una noche con aura de débil misterio,
brujas, fantasmas, duendes, espíritus, pero sin que se pierda el ánimo festivo
y el buen humor. Una noche de dulces, bromas, disfraces y películas de terror,
perdidos ya los miedos atávicos de los viejos ancestros irlandeses.
Trick or treat:
Tradicional e incorrectamente
traducido como truco o trato, es una de las tradiciones de Halloween que
más atrae a los pequeños maleantes. Trick en este caso significa pequeña
broma o jugarreta, y treat se refiere a una delicia o un manjar. Por
lo tanto, trick or treat debería traducirse como “O me das un dulce o te hago
una trastada”. Trastadas que van desde pequeños sustos, lanzamiento de huevos a
la puerta hasta pintadas con espuma de afeitar.
La costumbre procede de una
leyenda del Samhain celta que cuenta cómo un espíritu malévolo deambulaba por
pueblos y aldeas, yendo de casa en casa ofreciendo pactos a los lugareños. La
leyenda asegura que era mejor pactar que contrariar al espectro.
Jack O’Lantern:
El más conocido símbolo de
Halloween y origen de las famosas calabazas talladas deviene de una
leyenda de origen celta (a caballo entre Irlanda y Escocia) sobre Jack «El
Tacaño» (Stingy Jack en el original inglés), un granjero que engañaba y
mentía a vecinos y amigos. Esta conducta le consiguió toda clase de enemistades
pero también una reputación de persona tan malvada que rivalizaría con el
mismísimo Satanás.
El Diablo, a quien llegó el rumor
de tan negra alma, acudió a comprobar si efectivamente era un rival de
semejante calibre. Disfrazado como un hombre normal acudió al pueblo de éste y
se puso a beber con él durante largas horas, revelando su identidad tras ver
que en efecto era un auténtico malvado. Cuando Lucifer le dijo que venía a
llevárselo para pagar por sus pecados, Jack le pidió una ronda más juntos como
última voluntad. El Diablo se lo concedió pero al ir a pagar ninguno de los dos
tenía dinero, así que Jack retó a Lucifer a convertirse en una moneda para
pagar la ronda y demostrar sus poderes. Satanás lo hizo, pero en lugar de pagar
con la moneda Jack la metió en su bolsillo, donde llevaba un crucifijo de
plata. Incapaz de salir de allí el Diablo ordenó al granjero que le dejara
libre, pero Jack no lo haría a menos que prometiera volver al infierno para no
molestarle durante un año.
Transcurrido ese tiempo, el
Diablo apareció de nuevo en casa de Jack para llevárselo al inframundo pero de
nuevo Jack pidió un último deseo, en este caso que el Diablo cogiera una manzana
situada en lo alto de un árbol para así tener su última comida antes de su
tormento. Lucifer accedió, pero cuando estaba en el árbol Jack talló una cruz
en su tronco para que no pudiera escapar. En esta ocasión Jack le pidió no ser
molestado en diez años, además de otra condición: que nunca pudiera reclamar su
alma para el inframundo. Satanás accedió y Jack se vio libre de su amenaza.
Su destino no fue mejor: tras
morir (mucho antes de esos diez años pactados), Jack se preparaba para ir al
cielo pero fue detenido en las puertas de San Pedro, impidiéndosele el paso
pues no podían aceptarle por su mala vida pasada, siendo enviado al infierno.
Para su desgracia allí tampoco podían aceptarlo debido al trato que había
realizado con el Diablo, y éste le expulsó de su reino y le condenó a deambular
por los caminos con un nabo hueco con un carbón ardiendo dentro como única luz
que guiara su eterno vagar entre los reinos del bien y del mal. Ahora Jack no
tenía adonde ir. Se preguntó cómo podría ver a donde iba, ya que no tenía luz
alguna, y el Diablo le arrojó, a modo de burla, una brasa que nunca dejaría de
arder con el fuego del infierno. Jack ahuecó uno de sus nabos (su comida
favorita), puso la brasa en su interior y comenzó a vagar eternamente y sin
rumbo por todo el mundo para encontrar un lugar donde finalmente descansar.
Entonces pasó a ser conocido como Jack of the Lantern (“Jack el del farol”), o
Jack-o’-Lantern. La linterna de Jack en Irlanda y Escocia era un nabo tallado
con la supuesta cara tenebrosa de Jack, que solían colocar en las ventanas para
ahuyentar al diablo y a todo espíritu maligno de sus hogares. Esta es la razón
de usar nabos (y más tarde calabazas, al ser más grandes y fáciles de tallar)
para alumbrar el camino a los difuntos en Halloween, y también el motivo de
decorar las casas con estas figuras horrendas (para evitar que Jack llamara a
la puerta de las casas y proponer Truco o trato).